Sentarte
después de haber caminado mejor o peor, pero erguida, no resulta
nada fácil.
Pasar
de andar a rodar es muy duro, y algunas nos resistimos hasta el
final.
Y
no es duro porque no sea más cómodo.
En
absoluto. A muchas rodar nos permite ir a lugares que ni soñábamos
antes.
Rodar
nos da alas.
Y
sin embargo se vuelve tortura por todas las barreras e inconvenientes
que te encuentras día a día.
Incluso
las miradas de los demás son más lastimeras cuando te ven rodar que
andar,
aunque
cuando una sufre de verdad sea caminando.
Es
como si la silla llevara incorporada un mecanismo que te roba la
dignidad.
Se
te niegan mil derechos al sentarte.
Ir
por la calle se convierte en una carrera de obstáculos en la que
constantemente tu vida peligra, y no es una exageración,
desgraciadamente, ya son unos cuantos muertos que lo atestiguan.
Al
sentarte, es imposible entrar a muchos lugares, públicos y privados.
Si
consigues hacerlo, puede que tu destino sea una esquina “reservada”
,
ni
siquiera puedes elegir el sitio en el que colocarte.
De
mear y cagar, mejor ni hablamos.
Y
si todo no es suficiente, al topar con la falta de conciencia y las
respuestas crueles
la
poca dignidad que te quedaba se desparrama ante el sinsentido de
quienes se creen a salvo de estar ahí sentados.
Un
poquito más de amor, por favor.
Hostia quanta raó tens
ResponderEliminarGracias! Un abrazo enorme
EliminarNadie sabe lo que va a necesitar mañana
ResponderEliminarTus experiencias no tienen desperdicio, gracias por compartir, saludos desde Argentina abrazo de corazón
ResponderEliminarMe hago cargo, estoy en el límite de andar y “sillar”, no lo llevo bien, la verdad. Me inculcaron que tenía que “andar por encima de todas las cosas”, un undécimo mandamiento grabado a fuego en la materia gris. Muy complicado aceptarlo. Una vez más comparto lo que dices.
ResponderEliminar¡Guerrera de batalla y hábil pluma! 100% literal este escrito como tantos otros que has publicado Maria Gómez-caminero.
ResponderEliminarTe cuento que cuando el SPP me sentó en el caballito de acero (silla de ruedas) mi madre e hijo pensaron que lo tome muy natural y así todo mi entorno ¡Claro los demonios quemaban por dentro y asaban mi ira, rabia, frustración y todo eso que tú mencionas en tus narraciones, pero la función teatral continúa y sigue con entrada gratis y en primera fila ahora con un guión más intenso, el del Síndrome Post Poliomielitis (SPP) ¿Es un trágico drama? No, es la suma de luchas, batallas vencidas y por vencer. Por eso somos guerreros con la cabeza en alto y el escudo protector de Dios.
Sin embargo, para mi no lo fue ni lo es, aún sigue siendo una mezcla de impotencia con alivio porque ya no hay caídas cruzando calles, avenidas y veredas para ir a trabajar, o cumplir con otras actividades propias y sencillas para todos, pero duras y fuertes en nuestra condición.
Ya no me verán caerme como muñeca de trapo cuando sopla el viento y la lluvia cae. Las lágrimas detrás de mis lentes oscuros no brotarán por el dolor fuerte al montarme en un bus o al caminar un metro más, o al tener que hacer colas sin que nadie te diga: pase usted ... O casi nadie...
En mi país, Venezuela, disfrutaba de un pase preferencial violado por las barreras arquitectónicas y aptitudinales, pero eso no me importó porque desde los dos años, cuando el virus giro la ruleta de mi vida, he batallado con ellas igual que todo niño con una secuela o enfermedad, igual que todo sobreviviente de Poliomielitis.
Ahora cómo migrante en México la historia no varía mucho, se complica, se enreda, se desenreda por lo que la amarro y escondo detrás de unos lentes oscuros sobre mi silla de ruedas.
Y creo que así se funden nuestras experiencias para hacer una versión enciclopédica ilustrada de como salir adelante y de ahí se desprende la importancia de la vacuna Contra la Poliomielitis a pesar de los casos aislados de secuelas por concepto de esa sustancia inmunitaria.
No somos dos o tres somos miles de miles que aún estamos aquí y de ahí el valor de cada uno de tus escritos, los realizados por cada persona con Secuelas de Poliomielitis y SPP. Igual valor tienen en el mundo los libros editados con narraciones que seguramente llaman a la acción y reflexión; no los he podido leer, pero no dudo de que así es.
En lo personal muchas gracias por compartir y difundir porque la guerra contra la Poliomielitis no ha terminado.
excelente comentario de un tema en comun.. saludos desde Santa Fe, Argentina
EliminarInteresante lo que escribes. Con el paso de los años he requerido de apoyos. Primero el aparato ortópedico, despues un bastón y luego dos. Con dos tengo más velocidad que con ninguno eso me ayuda a adaptarme, tal vez, muy probable, en algún momento sea una silla.
ResponderEliminarCómo no vivir tus palabras sin necesitar la silla porque puedo caminar es que la silla la vivo con mí amada
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