De repente las lágrimas


De repente me dicen algo cargado de cariño
y las lágrimas inundan mis ojos.
Estoy sensible definitivamente.
Aunque intento salir adelante,
tengo una herida dentro que pide salvarse.
Y a pesar de estar medio rota,
busco sonrisas debajo de las piedras,
y me las coloco a juego con el bolso.
Aprendes a evitar sufrimiento.
El dolor no hay quién te lo quite.
Por mucho que lo intentes.
Todo tiene su proceso.
Fuerte, pero humana.
Corazones rotos desde que empecé a amar.
Sé que no está fuera,
no está en los demás ni en lo demás.
Está en mi,
que cada vez sé mejor lo que quiero y lo que no.
Y no me conformo.
Nunca quise hacerlo.
Si no lo he hecho durante 45 años, ahora claramente no toca ya.
Así que a seguir aprendiendo, a seguir creciendo.
A dejar que las lágrimas salgan
y rueden por mi mejilla zozobradas.
Recorran los caminos conocidos
y al final, como siempre,
lleguen
al mar.

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