El derecho a la tristeza


Reivindico el derecho a la tristeza.
Ayer compartí mis lágrimas con vosotras entre otras cosas para reivindicar el derecho a llorar.
Agradezco todas las muestras de apoyo recibidas públicamente y en privado.
Creo que muchas veces nuestro esfuerzo por “ser feliz”
nos impide transitar los momentos necesarios de dolor o tristeza.
Se nos quedan atascados
y aparecen cuando menos te los esperas
en forma de ansiedad galopante.
La tristeza y las lágrimas no me preocupan, porque pasan.
La ansiedad que produce el evitarlas no la quiero ni en pintura.
La conozco desde hace años, y en su día, cuando yo solo quería “ser feliz”, me llevó a los lugares más oscuros de mi existencia.
Hoy río cada vez que puedo,
mucho, muchísimo.
Y también lloro cada vez que lo necesito,
mucho, tanto como haga falta.
Así me siento más viva,
y sobretodo más sana.

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