El sexo y yo

Mis primeros recuerdos sexuales y sensuales se remontan a los tres añitos. 
Desde entonces mi vida estuvo siempre muy unida a la atracción, 
el deseo, el cuerpo, las emociones. 
Comencé a masturbarme con conciencia de ello sobre los 12 años. 
Mi primer beso apasionado fue a los 13.
Mi primer encuentro sexual a los 14. 
Mi primer encuentro sexual con penetración a los 16. 
Mi primer orgasmo provocado por otra persona distinta a mí misma a los 19. 
Desde los 20 hasta aproximadamente los 40 mi vida estuvo acompañada
por un número infinito de hombres que habitaron mi corazón y mi cama, 
mi coche o lo que tocara. 
Algunos unas horas, otros algo más. 
He tenido muchas aventuras, amantes, historias. 
Ojalá tuviera memoria y las pudiera recopilar, 
serían de lo más interesante. 
Quienes me conocen desde hace tiempo, lo saben. 
He convivido más años con bichos que con hombres.
Tres han sido los convivientes, 
ojalá esta sea la vencida. 
Cuando mi furor uterino se calmó, 
fue cuando empecé a sentirme libre. 
Tener tanto deseo sexual y necesidad de cariño, 
me limitaba más de lo que yo creía. 
Solo lo supe cuando dejé de sentirlo. 
Pasé un tiempo maravilloso dedicado a mí por entero.
Aprendí a quererme y a darme el cariño que buscaba 
en los brazos de tantos hombres. 
Entonces fue cuando empecé a estar preparada, 
para amar sin necesitar. 
Recuerdo con mucho cariño mis momentos de desenfreno.
 Fueron muy divertidos, pasionales, sufridos. 
Intensos como yo misma. 
Sin embargo no los extraño. 
Cada momento tiene su encanto. 
Ahora me siento mucho más plena, 
más yo. 
Comparto desde la paz del alma. 
Y así todo, mucho mejor. 


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