¿Dónde está el límite?



Este aprendizaje ha sido básico para mí. 

Desde que recuerdo he sido muy de hacer 

lo que me da la gana. 

Ese comportamiento era tachado de egoísmo 

y lo peor es que yo me lo creía. 

¿Dónde está el límite?

En mi opinión, en el respeto. 

¿A todo? 

No, no se puede respetar 

ni el miedo ni los prejuicios 
de los otros. 
Por ejemplo. 
Si yo quiero estar desnuda en la playa 
y alguien se molesta por eso,
 no siento la necesidad de respetar 
sus miedos a lo natural. 
Distinto es ponerme debajo de su sombrilla 

o sentarme en su silla. 

De esa manera no estoy respetando 

ni sus cosas ni su espacio.

Avasallar no es respetar. 

Y así cualquier situación que se presente. 

Hacer lo que quieres no es egoísmo, al revés, 

es necesario y fundamental para tu propia paz.

Renunciar a tus deseos 

por los miedos y los prejuicios de los demás, 

va matando por dentro, 

hasta que de una u otra forma 

te estalla en la cara 

o peor, 

en el corazón

en 

el 

alma.


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