La
vida a veces nos coloca en situaciones difíciles.
Situaciones
nuevas que nos sorprenden,
nos
descolocan y a menudo nos hacen sufrir.
En
mi experiencia, el sufrimiento mayor viene de la no aceptación.
Cuando aceptamos, ya no hay resistencia
y eso alivia el
sufrimiento.
Tras la aceptación, hay un paso más:
¿qué
puedo hacer yo para sentirme mejor con estas nuevas circunstancias?
Siempre
habrá partes que solo puedes aceptar,
y otras que seguro puedes
mejorar.
Asumir
responsabilidades en la propia sanación
es fundamental para dejar de
sufrir.
A
veces creemos que no hay nada que podamos hacer,
pero
es solo porque la oscuridad nos está cegando en ese momento.
Ese
momento hay que dejarlo pasar, y en el siguiente,
con
el primer rayito de luz, volver
¿qué
puedo hacer yo con todo esto?
A
menudo hay que pedir ayuda.
Pues
se pide, que para eso está.
A
veces hay que abrir ojos, orejas y alma
para saber por dónde va el
camino.
Pues
se abren.
El
dolor es inevitable.
El
sufrimiento no.
Asumir
responsabilidad en nuestra sanación y en nuestra vida
nos
salva de la aleatoriedad de las circunstancias.
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