Día mundial del sinsentido

Desde que aprendí a caminar necesito algo que me sostenga la pierna que se quedó paralizada cuando me inocularon el virus de la polio con la vacuna.

Empezó siendo una ortesis de plástico.

Conforme fui creciendo, se transformó en un par de barras de acero sujetadas con correas de cuero a mi piernecita.

Una auténtica máquina de tortura.

Bitutor le llaman.

Al cabo de los años, sustituyeron las barras de acero por otras de aluminio,

pero al final seguían provocando las mismas rozaduras, las mismas llagas

y el mismo dolor de siempre.

Esto es lo que te receta la Inseguridad Social para que camines.

Un artefacto maldito que te permite caminar,

mientras te destroza todo el cuerpo.

Si quieres algo que te ayude a caminar sin tanto dolor,

más adecuado para tu postura,

que te equilibre el cuerpo

y te permita una mejor fluidez en el paso,

te lo tienes que pagar tú.

Es un monotutor de fibra de carbono

y hablamos de más de 4.000 euros para empezar.

Más los desplazamientos y el alojamiento,

ya que solo lo hacen en condiciones en Madrid.

Desde que el Síndrome Post Polio apareció en mi vida,

ruedo más que camino.

No tengo fuerzas para caminar largas distancias

ni para auto propulsarme con las manos en una silla de ruedas.

Por lo que opté por conseguir una scooter eléctrica

para facilitar mi vida.

Me recetaron dos en todos estos años.

Hace unos meses solicité la tercera.

Me dijeron que no podía ser scooter,

que eso no es un producto sanitario,

que tenía que ser una silla de ruedas eléctrica.

Accedí, pues no me daban opciones

y no tengo energía suficiente para meterme

en denuncias y burocracias varias.

Dejé la receta para que me la visaran el 26 de agosto.

Me dijeron que tenía que dejarla en el hospital,

que la revisaría un tribunal y que ya me dirían algo (??).

Hasta ayer que volví a llamar, no había tenido noticias.

Casi dos meses.

Me dijeron que estaba denegada.

Que ya le responderían a la doctora por escrito

y la doctora me informaría a mí.

Hasta ese momento no puedo ni reclamar.

Llevo toda mi vida luchando por situaciones así.

Reconozco que estoy cansada.

La rabia me posee ante tanta injusticia.

No pido una silla de ruedas eléctrica

porque la quiero utilizar de montaña rusa.

La necesito para desplazarme, para vivir.

Igual que las muletas que utilizo,

que no pueden ser tampoco las que me recetan,

porque son incomodísimas y ni siquiera puedo agarrarlas,

no me llegan las manos.

Tengo que pagarlas.

Igual que todo lo demás.

La adaptación de mi coche,

la grúa que llevo en él,

la adaptación de mi cuarto de baño,

las rampas que necesito en las casas donde voy, 

las terapias que me curan…..

y así suma y sigue.

Es dinero.

Lo sé, pero también está la dignidad

de lo justo por medio.

Y me jode que sea así.

Me jode que para poder estar bien

tengamos que pagar tanto,

averiguar tanto,

buscarnos la vida una y otra vez.

Me jode que la sociedad no nos cuide

como debería hacerlo una sociedad sana.

No elegimos necesitar todas las ayudas técnicas.

Ya tenemos demasiadas barreras que traspasar

en todos los sentidos.

Es agotador.

Un poco de cordura, por favor.

24 de octubre.

Día mundial del sinsentido que vivimos

los supervivientes de la polio y el Síndrome Post Polio.

Comentarios