“Hay que estar informado”.
Es una frase que llevo escuchando
desde que nací.
Al principio, la asimilaba como el resto.
Hay que estar informada
de lo que quieran que lo estés
los medios de incomunicación.
Y así hice, estuve muy informada.
Escuchaba radio,
leía periódicos y
me veía más de tres telediarios al día
de las distintas cadenas,
para poder tener
una “visión más amplia” de la “realidad”.
Fue una época muy dura.
Solo me llegaban noticias horribles
de la humanidad.
Me sentía pequeña e impotente.
Poco podía hacer por cambiar nada
de tanta crueldad.
Así que por salud mental,
comencé a dejar de “estar informada”.
Con los años, ya hace muchos de aquello,
empecé a sanar.
También a cuestionar
todo esto de la información.
Mi realidad cotidiana
no sale en los telediarios.
Estoy segura de que la tuya tampoco.
Lo que necesito saber es
cómo me siento,
qué quiero,
qué me apetece.
La información necesaria para vivir
no está en una pantalla
ni en una hoja de papel.
Está bien dentro de cada uno de nosotros.
Y eso nadie te lo recuerda hasta la saciedad.
¿Porqué?
En mi opinión es porque es el camino
para ser feliz,
para sentirte en paz.
Lo contrario de lo que quieren
los que manejan los hilos de la “información”.
Desde que tengo uso de razón
te quieren con miedo y odio
hacia lo diferente.
Por lo tanto decidí mirar adentro primero.
Y luego afuera,
al cielo,
a los ojos de quien me mira,
al mar.
Esa es la información que me interesa.
Elijo.
Siempre podemos elegir.
Que no te engañen.
Tú decides cómo quieres vivir tu vida.
Tú eliges la información.
Tú eliges tu bienestar.
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Todo mi amor 💕