Sensibilidad extrema

Esto de la sensibilidad extrema

es un asunto complejo de manejar.

A veces puede resultar un don,

otras una verdadera desesperación.

Según lo que tenga entre manos,

voy para uno u otro lado.

Lo siento todo mucho.

Así soy.

Desde que nací

e incluso puede que antes.

Agradezco sentir así,

aunque en ocasiones me destroce.

Porque la vida es más intensa,

más de vivir.

Noto la leve brisa acariciando mi cara,

como si de un masaje tántrico se tratara.

Me emociono con el vuelo de la mariposa.

Si un rayo de sol me calienta,

me estremezco.

Las puestas de sol aquí en el paraíso,

me ponen la piel de gallina.

El corazón se agranda y se achica

según la experiencia del momento.

He tenido que dedicar

mucho tiempo y esfuerzo,

aceptando todo esto

y aprendiendo a llevarlo

lo mejor posible.

Porque para la luz

es un regalo increíble.

Sin embargo, para lo oscuro

puede llegar a hacerme mucho daño.

Gestionar mi sensibilidad a flor de piel

es uno de mis grandes aprendizajes.

Haciendo balance agradezco infinito

sentir como siento.

En una vida vivo miles

llenas de emociones.

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