Aprender a vivir sin ti






 





Han sido 21 años conviviendo con perras.

Mi vida giraba en torno a ellas y sus necesidades.

Mi obligación también era mi devoción.

Ahora me siento desmembrada,

desorientada,

desconcertada.

¿Cómo se vive sin perrita a la que sacar?

Ellas me salvaron la vida,

cuando apenas podía más.

Gracias a su presencia,

me levantaba cada día de la cama,

salía a la calle,

me daba el sol

o la lluvia sagrada.

Ahora además de la tristeza profunda,

tengo que volverme a reconstruir sin ella.

Reinventarme las ganas.

Me dejaste en buenas manos, Cara,

pero me faltas.

Me inunda también el amor que me dejaste.

Tú, que no eras otra cosa que un corazón gigante.

Amor a raudales,

hasta debajo de mis pestañas llenas de lágrimas.

Aprenderé a vivir sin ti, Carita,

seguiré aprendiendo

hasta que nos encontremos todas de nuevo

Comentarios