“Váyase
usted literalmente a freír espárragos”,
me
increpó una ciudadana ejemplar, tras dirigirme a ella para
recordarle
que
estaba aparcando en un aparcamiento reservado para personas con
movilidad reducida,
y
que era mejor que lo dejara libre por si alguien lo necesitaba.
Tenía
dos niñas en el coche. Iba a recoger a una tercera a la Iglesia.
Y
claro, no tenía otro sitio mejor para dejar su coche “un momentito
nada más”, ¡por supuesto!
Además,
aclaró, “no estoy estacionada, solo parada”.
“Llama
a la policía, corre, que si no llamas ya van a llegar tarde”.
Todo
esto me soltó por recordarle educada y amablemente lo que se ve que
sabía de sobra.
Le
alabé la buena educación que le está dando a sus niñas.
Y
por supuesto llamé a la policía y me fui.
Mi
sorpresa fue tremenda cuando recibo una llamada de la policía local
“ el coche ya no está estacionado en el aparcamiento, pero si
usted desea poner una denuncia a título personal, le mandamos la
patrulla donde desee”.
Ojiplática
me quedé.
La
actuación de la policía desde la empatía me parecía increíble
dadas mis experiencias anteriores.
De
repente sucede como tiene que ser, y no das crédito.
Porque
estás acostumbrada a que la sociedad en general te mande
literalmente a freír espárragos cuando intentas exigir el
cumplimiento de tus derechos.
Esa
ciudadana igual se lo piensa dos veces la próxima vez.
Esas
niñas, espero que aprendan de otra gente mejores valores
que
los que les inculca su madre.
Es
muy desagradable enfrentarse a este tipo de situaciones.
Y
es que yo no sé callarme.
Y
aunque en ese momento no necesite el aparcamiento,
sé
lo terrible que es llegar y no poder aparcar por los minutitos de los
demás.
Está
claro que algunas creen que su tiempo vale más que el de otras.
Cuánto
falta por concienciar.
Qué
pesada es la gente.
Yo suelo hacer foto y más de una vez he ido a denunciar.
ResponderEliminarY ha servido de algo cariño?
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