Después de la tormenta


El sol asoma su nariz tímidamente

entre los nubarrones cargados de agua bendita.

Pide permiso en voz bajita….”se puede?”

Sabe que tuvo que desaparecer mientras el universo

cumplía con su tarea de humedecer la tierra reseca.

Este sur es su reino.

Aquí luce casi cada día para llenarnos de su luz y energía.

Sin embargo, no siempre puede estar tan presente.

En ocasiones deja que lleguen las nubes

deshaciéndose en gotas.

Por eso, prudente, desapareció estos días.

Días negros y húmedos que recibimos con tanto deseo.

Humanos y tierra, 
casi resquebrajados.

La tormenta poco a poco se aleja.

Tú volviste a conquistar por fin mi cama.

La naturaleza tan sabia,

cura heridas y rescata almas.

Gracias

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