Primero fue dejar de tomar la píldora


Primero fue dejar de tomar la píldora.
De eso hace muchísimos años ya.
Evitar contaminar mi cuerpo por querer generar más placer para él.
Luego llegó el sujetador. Por fin me libré .
No solo cada noche al llegar a casa.
¡Qué lujo! Vivir sin sentir esa presión diaria en mis tetas sagradas.
Ahora he dado un nuevo paso.
Un poco tarde, pero más vale tarde que nunca.
He descubierto las compresas de tela para la regla.
Los tampones los dejé hace tiempo, sentía rechazo físico desde antes de empezar a usarlos.
Las compresas comerciales cada vez me sientan peor.
Les ponen olores para que el chocho no huela a chocho ni la sangre a sangre.
Cuando tanto nuestro chocho como nuestra sangre son sagradas y huelen a lo que son.
Pero el capitalismo no juega a lo natural ni a lo que la mujer es.
Nos envenenan, nos encorsetan y así a lo mejor se nos olvida que somos libres.
Que somos mujeres.
Que somos hermosas como sea.
Que nos gusta cuidarnos lo más sagrado, pero no como ellos nos cuentan.
Más bien como nos da la gana.
Mujer, te animo a probar las compresas de tela.
Otra regla es posible.
Otro mundo también.

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