Érase una vez un cuento


Érase una vez un cuento que no podía contarse a sí mismo.
Fue a implorar ayuda a la luna llena y a las olas del mar.
Pero nada. Seguía sin poderse contar.
Se perdió en un campo de naranjos, a ver si con el olor a azahar.
Qué va. Ná de ná.
El pobre cuento no entendía cómo era posible no poderse contar.
Si había sido cuento desde que nació...
Hoy sin embargo vaga errante desconsolado con tanto que decir y sin poderse contar.
A lo lejos ve una estrella.
Se acerca.

1 abril 2018

Comentarios