Tito de mi alma

Fuiste el primer adulto

de mi familia

con quien pude hablar

libremente de follar.

Aún me acuerdo

que me enseñaste

a decir en sueco

“quiero follar contigo”.

Muchos años después

me sirvió la frase,

más de una vez.

Podía hablar contigo de follar

y de lo que fuera.

Porque tú eres libre.

Y a tu lado

yo me sentía libre también.

Te veía poco,

pero tus visitas siempre

me dejaban

un dulce sabor de boca.

Siempre quería más de ti.

Porque eres divertido.

Respetuoso.

Educado.

Elegante

y caballeroso.

Tu mentalidad

mucho más abierta

y avanzada

que todo lo que me rodeaba.

Mi tito de mi alma.

Te estás yendo.

Ahora de verdad.

Aunque te dieron

unos días de vida,

que se han convertido

en casi dos meses ya.

Al menos no sufres dolor.

Me gusta pensar

que como has tenido

una vida tan ajeteadra

y entretenida,

ahora necesitas un tiempo

para recopilar

antes de picar billete

hacia el lugar de paz.

Tito bonito.

Espero que dentro

esté siendo una dulce despedida.


Yo te acompaño desde lejos

cada día.

Siempre tengo

un pensamiento amoroso para ti

y quienes te cuidan.

Deseando que tus pasos

hacia el otro lado

sean ligeros.

Sé que cuando llegues

donde nos volveremos a ver

todo estará bien.

Te encontrarás

con gente querida

que seguro te esperan

deseando volverte

a abrazar.

Porque has sido

un hombre amado en este lado.

Esta vida te ha colmado

de gozos y placeres.

Tal y como mereces.

Naciste rebelde.

No te doblegaste

a los estándares del momento.

Saliste por patas

e hiciste siempre

lo que te dio la gana.

¡Olé tú!

Tito de mi alma.

¡Olé tú!


Ya me despedí hace un tiempo.

Sin embargo mientras sigas entre nosotros,

me seguiré despidiendo.

Esta vez con mis letras.

Muchas otras con mi pensamiento.

No voy a dejar pasar

ni una oportunidad

de volver a decirte

lo muchísimo

que

te quiero.

Comentarios