Vivo en una burbuja.
Mis oídos se han cerrado.
Sólo oigo mis ruidos interiores.
Los de fuera son tan lejanos.
Apenas perceptibles.
El dolor y la enfermedad
me conectan con mi alma.
La sordera temporal más aún.
Todo el estrés tenía que salir
por algún lado.
Y le dio por mis oídos,
punto débil desde niña.
Supongo que he escuchado
más de la cuenta.
Ataque agudo
de otitis externa.
Noches sin dormir.
Casi nada me consuela.
Acudo a la química,
la droga,
lo que sea.
De repente la vida
se vuelve lenta.
Quieres que pase rápido
para llegar a la próxima toma.
El mismo segundo
que cuando eres feliz vuela,
se convierte en horas
cuando sufres.
La vida.
Sus cosas.
Sus momentos.
Sus enseñanzas.
Aquí sigo en mi burbuja.
Hasta que todo remita.
Y los segundos
vuelen de nuevo.
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