Vivir, sin más.

 

Escribir sin inspiración.

Millones de ideas, reflexiones y emociones

se arremolinan en mi interior.

Hay una barrera

que les impide salir

ordenadamente.

Tantas situaciones nuevas

se me enredan en las entrañas.

El mar siempre me salva.

El mar y el amor de quienes me acompañan.

Esta vida tan hermosa,

que los humanos volvemos tan complicada.

Cuando la sencillez del cielo nos muestra la clave.

Nos cuesta a veces sentirla.

La ambición de unos pocos destartala al resto.

No aprendemos a responsabilizarnos

de nuestro propio aliento.

Y eso al final nos lleva al agujero negro.

Desconectamos de nuestra humanidad.

Nos volvemos robots

que viven

sin apenas respirar.

Sin parar.

Sin gozar.

Y no merece la pena.

Porque aquí estamos solo por un rato.

Un rato divino,

un rato regalo.

Un rato para sacar lo mejor que tenemos dentro

y poder ofrecerlo al viento.

Soñemos.

Vamos a cantar cogidos de la mano.

Canciones de amor o dolor,

pero a pleno pulmón.

Vamos a amar.

Vamos a vivir,

sin más.

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