Lo
que creías prioridad, se difumina en el olvido.
Conectas
con lo esencial:
salud
suficiente para poder seguir adelante.
La
tuya y la de las que más quieres.
Porque
si lo esencial se tambalea,
las
circunstancias te dan la vuelta.
El
hombre al que amo ha estado unos días hospitalizado.
La
experiencia ha disparado mis reflexiones.
Aquí
os dejo la primera,
¿cómo
es posible que en un sistema de sanidad público
haya
que estar en el hospital
cohabitando
con un crucifijo cristiano?
Con
la iglesia hemos topao.
Lo
peor, al entrar.
Bajo
un gran santo, el horror.
Dos
formas diferentes de pedir “donativos”.
La
iglesia católica, los primeros intermediarios.
Y
ya se sabe que el que parte y reparte
se
lleva siempre la mejor parte.
Pero
sigo, que me disperso.
Una
de las maneras de pedir, l
a
huchita de toda la vida, pero a lo grande y a lo largo.
La
siguiente, ya modernizada.
Puedes
dar tu “limosna” directamente con tu móvil o tarjeta.
¿No
lo flipas?
Porque
yo sí.
Que
es un hospital de la Inseguridad Social.
Que
España se define como país laico.
Y
cuando entras por las puertas,
te
recibe un santo pidiéndote pasta.
¿Hasta
dónde llega el poder de “Dios”?
Escandalizada,
me empiezo a desahogar.
Gracias.
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Muchas gracias 😊
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Todo mi amor 💕