Lo que no se ve

Lo que se ve es

una cojera al caminar.

Lo que se ve es

una persona deambulando

a duras penas

gracias a la ayuda

de órtesis y muletas.

Lo que se ve es

una cara sonriente

rodando

en scooter

o silla de ruedas eléctrica.

Lo que se ve es

alguien que supera obstáculos

y a quien muchos

llaman “valiente”.

Lo que no se ve es

el dolor constante

que a veces te impide

hasta respirar.

Lo que no se ve es

el cansancio extremo para mover

el más ínfimo músculo de tu cuerpo.

Lo que no se ve son

los planes que no pudieron ser.

Lo que no se ve son

las citas a las que no acudiste

por no tener la fuerza,

el ánimo

o el humor.

Lo que no se ve es

la frustración al no poder realizar

las tareas más sencillas.

Lo que no se ve son

las horas de terapias,

de médicos,

de hospitales.

Lo que no se ve es

el miedo atroz a lesionarte

lo poco que funciona.

Lo que no se ve es

la incomprensión

de quiénes nos rodean

y su impotencia

por no poder hacernos

sentir mejor .

Lo que no se ve son

las barreras arquitectónicas.

Lo que no se ve es

la falta de humanidad

de la sociedad.

Lo que no se ve son

las horas de soledad

infinita.

Lo que no se ve no existe.

Por eso yo te lo cuento.

Porque no se ve,

sin embargo,

existe.

Un poco más de amor,

por favor.

Comentarios

  1. Gracias por tu aportación! Me parece muy acertada . Un abrazo enorme!!

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo con tu relato. Una cosa es como nos ven los demás y otra como lo vivimos nosotros. La soledad y la incomprensión cuando decimos que no a alguna propuesta porque sabes que no vas a poder hacerlo,todo eso lo sufrimos por dentro.

    ResponderEliminar
  3. María, te felicito, has plasmado en este texto como en ningún otro la situación psicoafectiva en la que nos encontramos la mayoría de las personas que tenemos secuelas de polio. Tendrías que suscribir o parafrasear al completo el texto que has publicado para mostrar cómo me siento la mayoría de los días, especialmente cuando afronto el comienzo de cada uno de ellos y siento ansiedad y estrés provocado en mi interior por cualquier cambio en la rutina del día que suponga hacer algo diferente, moverte en un espacio no habitual plagado de barreras, el desconocimiento de cómo podrás aparcar, cómo podrás desenvolverte... y sobre todo, volver íntegro, sano y salvo, sin merma, porque donde menos te lo esperas hay una caída, un daño sobrevenido... el más mínimo despiste, el exceso de confianza puede ser fatal. Que asfixiante es vivir siempre con esa presión. Incluso dentro de tu propia casa, sin saber porqué, sin motivo... Cuando menos te lo esperas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Muchas gracias 😊
Por estar, por leerme y encima dedicar un ratito de tu vida más para compartir tu opinión y tu sentir.
Todo mi amor 💕