Ligar por internet


Comencé a ligar por internet cuando aún no estaba bien visto.
Mis primeros pinitos fueron allá por el 1996 con el MIRC (los frikis lo recuerdan fijo).
Unos años más tarde me atreví con “El Planazo”.
Después llegó el “Match”, “Meetic” y el terrible “Badoo”.
Desde entonces hasta el Tinder ya llovió.
Hoy en día quien no corre vuela,
y quien más, quien menos
tuvo sus escarceos buscando por las redes.
Entonces era casi secreto.
Se suponía que internet era un agujero negro
donde solo había gente chunga mintiendo y abusando.
No era cierto.
Entonces había lo mismo que ahora, pero menos.
Seres humanos con grandes vacíos dentro que buscaban
a otros seres humanos para compartir miserias y alegrías.
Conocí muchos hombres.
Chateando, y también follando.
Aprendí mucho del ser humano y de mí misma.
Cuando empezaba a interactuar con alguien siempre quería
decirle desde el principio que era coja.
Selección natural lo llamaba.
Una vez un hombre me dijo que lo decía demasiado rápido,
que no daba la oportunidad a conocerme sin saberlo,
y que eso podía alejar a mucha gente.
Le respondí que era una forma de quedarme con quién molaba.
No necesitaba en mi vida a gente con prejuicios con mi cuerpo.
Es cierto que varios hombres escapaban asustados con mi “confesión”.
Sin embargo muchos otros (más de los que podía gestionar),
se quedaban y se compartían desde un lugar mucho más profundo.
Abrirme de esa manera, les daba la oportunidad que necesitaban de ser escuchados.
Fueron muchas horas de terapia.
También de sexo abundante y variopinto.
Grandes experiencias sin duda.
Hoy recuerdo todo aquello con ternura.
Cuando ligar por internet estaba casi prohibido,
y si lo confesabas,
la gente te miraba raro. 

Fotografía: Stefanía Scamardi 

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