Las caídas,
un terror siempre presente
en nuestras vidas.
Acabo de levantarme de una.
Me he sentado un rato
para recuperarme.
Antes seguía del tirón.
Ahora que me cuido más,
paro y me recompongo
con tranquilidad.
Valoro daños.
Tengo la gran fortuna
de tener laxitud infinita.
Eso me libra de roturas gordas.
El golpe me lo llevo,
el dolor también.
Sin embargo no suele ir
mucho más allá.
De niña me tiraban al suelo
para aprender a caer.
No sé si sirvió o no.
Los sentimientos al caer
son varios y potentes.
Impotencia.
Dolor.
Rabia.
Muchas emociones se mezclan.
El llanto sale a borbotones.
Duele el golpe.
Duele saberte
tan vulnerable.
Duele el miedo
a haberte roto algo.
Duele pensar que quizás
te hayas hecho demasiado daño.
Estamos acostumbrados, es verdad.
Sin embargo eso no impide
que te joda cada vez que te caes.
Que te cagues de miedo.
Me quedo un rato en el suelo.
Me embadurno de anti inflamatorio natural
para evitar que llegue a más.
Y rezo a todos los dioses
para poderme levantar.
Y seguir.
Y caminar.
Hasta la próxima.
Que sabes
que antes o después,
llegará.
Las caídas son nuestras compañeras de siempre pero cuando eramos más jóvenes parecíamos de goma te caías y revotabas en el suelo y a seguir pero hoy hay que hacer como tu dices valorardaños y levantarse con tranquilidad y esperar que la prosima sea igual (sin daños corporales importantes) y tarde mucho en llegar
ResponderEliminar