Mi hermano

 

Hace poco os escribía para daros las gracias.

Hay algo que no incluí entonces,

no porque no lo tuviera en cuenta,

sino porque es tan importante

que merece un cachito independiente.

Gracias por traer al mundo

a una de las personas más importantes de mi vida,

mi hermano.

Desde que nació para mi fue un gran regalo.

Entonces era mi muñeco vivo al que cuidar,

con el que jugar,

a quien proteger.

Fuimos creciendo y pasando

por todas las etapas típicas de hermanos.

Peleas y abrazos se sucedían con los años.

A veces más cerca, otras más separados,

pero siempre al lado.

Aunque nos peleábamos, tenía claro,

¡que no le pase nada a mi hermano!

Desde que nos hicimos adultos

y cada uno fue a vivir su vida a lugares distintos,

cada vez nos hemos acercado más emocionalmente.

Ha sido mi amigo, mi apoyo, mi confidente.

A quien llamaba cuando la ansiedad me podía,

con quien compartía mis risas, mi tristeza

y mis momentos de felicidad.

Lágrimas y alegrías han formado parte de nuestra vida.

Poco a poco más unidos.

Las experiencias compartidas

nos ayudan a entendernos sin hablar.

Incluso en ocasiones sin vernos.

Nos sentimos desde lejos.

Ahora además de vivir junto a mi mar de amar,

tengo la inmensa fortuna

de tenerlo a menos de una hora en coche.

Así que compartimos más ratos aún.

Siempre con ganas.

Siempre deseando.

Sé que si he salido adelante en varias ocasiones,

ha sido gracias a su presencia en mi vida.

Podría seguir escribiendo y contando

millones de bytes sobre mi adorado hermano.

Lo resumiré en que lo amo.

Uno de los seres más especiales,

puros y honestos que he encontrado.

Además de ser sangre de mi sangre.

Vida de mi vida.

Aliento en mi desaliento.

Gracias porque vuestro amor

también dio a luz a mi hermano.

Comentarios