Salgo un momentito de mi vida plena
y abro la puerta de mi alma
para compartir un cachito
que llevo dentro.
Desde que empezó esta historia loca
de planes y medias,
sigo pautas distintas a la mayoría.
Por alguna razón,
quizás por llevar años
sin que los medios formen parte de mi existencia,
no he entrado en ningún momento
en la locura colectiva
de miedos y precauciones.
Me he abstenido de usar máscara.
He abrazado, besado y acariciado
a todo aquel que se ha dejado.
El gel hidroalcoholico lo conozco de oídas.
Del pinchazo, ni os hablo.
He salido y he entrado como he gustado.
Mi libertad es mía y de nadie más.
No he tenido miedo a enfermar,
a pesar de estar clasificada como
“población de riesgo”.
Creo que ahí está la clave:
no he tenido miedo.
El miedo baja las defensas.
El miedo es lo contrario al amor.
El amor todo lo cura,
hasta el miedo.
Vivimos tiempos
en los que nos intentan enfrentar
por tener opiniones diferentes
sobre cómo gestionar nuestra vida
y nuestra salud.
No hay que entrar en tal división.
Cada cual es libre
de tomar sus propias decisiones,
sin que nadie le intente convencer de lo contrario.
El respeto cada vez más
brilla por su ausencia.
Sin respeto,
no hay amor.
Sin amor,
hay miedo.
Con el miedo,
nos vamos todos a la mierda.
Aún estamos a tiempo.
Más amor,
por favor.
Comentarios
Publicar un comentario
Muchas gracias 😊
Por estar, por leerme y encima dedicar un ratito de tu vida más para compartir tu opinión y tu sentir.
Todo mi amor 💕