Olvidados entre los más olvidados



 Fuimos bebés sanos. 

Un día nuestros padres, cumpliendo con “lo que hay que hacer”

y con toda su buena fé nos llevaron a vacunarnos. 

Al poco tiempo nos convertimos en bebés enfermos. 

En mi caso, a los cinco meses 

y tras la segunda dosis de la vacuna contra la poliomielitis.

Volvimos a casa y en seguida empezaron los síntomas.

Fiebre, dolores, parálisis total. 

Madre mía! 

No me puedo ni imaginar lo que sintieron mis pobres padres en aquellos momentos. 

Mi caso no es uno aislado, 

no es un error entre tanto acierto. 

Somos muchísimos los infectados con vacunas. 

Pero no salimos en las estadísticas, 

nadie habla de nosotros. 

Somos los olvidados entre los más olvidados. 

Nuestra realidad desmonta el chiringuito de unos cuantos, 

que está muy bien montado. 

Lo que no se cuenta, no existe. 

Por y para eso este cachito. 

En honor y como altavoz para todos aquellos que no contamos, 

y sin embargo existimos. 

Hemos llevado una vida condicionada por los efectos 

de aquella vacuna maldita.

Nadie nunca asumió responsabilidades. 

Si las vacunas protegen, 

es cuestión de fé creerlo. 

En mi caso y en el de muchos otros, 

saber que infectan 

es un hecho. 




Comentarios

  1. Y cuantos se salvaron de padecer la polio por por ponerse la vacuna yo no tube opción de ponermela en el 59 y ya existia dicha vacuna

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    1. Los que se salvaron nunca se sabrá. Es cuestión de fé pensar que las vacunas salvan. Lo que sabemos seguro es que muchas personas nos hemos contagiado por ellas. Los intereses económicos son tan fuertes que convencen de lo que sea. Un abrazo enorme compi!!

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