Casi no me lo creo.
He encontrado por fin
un momentito para sentarme
delante de mis letras.
No sé cuánto durará.
Parece un milagro.
No sé si recuerdo
cómo escribir.
Apenas sé ya
ser yo.
Mi equilibrio desequilibrado
me sigue sosteniendo.
Mis ojeras
se arrastran por el suelo.
Mi energía
al rojo vivo.
Las nubes
rematan el panorama.
Estoy agotada.
Sin embargo soy inmensamente feliz.
Esta racha la estoy disfrutando,
ahora sí.
Atareada,
alocada,
descolocada
y radiante
al mismo tiempo.
Estamos construyendo
nuestro hogar deseado.
Con más ventanas que paredes.
Para vivir dentro
como si estuviéramos fuera.
Acompañando a los alcornoques,
el pino y las higueras.
Siendo todos uno.
Que es lo que somos al fin y al cabo.
Deseando reconectar
con la tierra que nos cobija.
Deseando devolver
lo que le estamos robando
sin querer.
El precio en todos los sentidos es alto.
La recompensa nos espera
a la vuelta de la esquina.
Un poquito más.
Y ya.
Ya podremos disfrutar
de nuestro hogar cerca del mar.
Cumplir sueños regala vida
y fuerzas inesperadas.
Gracias a la ilusión
que me mantiene a flote
y gozando
el momento.
Ánimo mi arma, no te vayas a hundir como un barquito en alta mar. Te quiero
ResponderEliminar