Volver a mis cachitos

¡Qué alivio volver a mis cachitos!

Volví al que fue mi hogar

con las entrañas llenas de mar.

Las pupilas ciegas de sal.

El viento de levante

bombeando la sangre de mi corazón.

Y aterricé entre asfalto, hormigón

y el cariño de los que dejé.

La llegada no fue tan terrible

como esperaba.

Muchas alegrías de verme

la hicieron más amable.

Las maletas se deshacían

con los abrazos de bienvenida.

Lo mejor, los gritos de los niños…

¡¡¡María!!!!

El calor empezó a ser sofocante

y las tareas pendientes también.

Ni tiempo para mis letras,

ni tiempo para acariciar mi alma.

Y así poco a poco,

voy desconectando.

Miro al cielo para no caer en el infierno.

Recuerdo mi propósito, mi misión.

Estoy aquí para despedir etapa.

Para vender mi casa.

Para agradecer todo lo que he aprendido

entre estas paredes.

Para volver pronto junto a mi mar de amar.

Porque aquí todo pierde sentido,

pero allí lo gana.

Porque las olas lamen mi alma.

Porque estoy muy cansada.

Y contenta de volver a mis letras.

Pronto todo este desequilibrio será historia.

La paz volverá a habitar mi ser.

Ahora se trata de sobrevivir

con la mejor cara posible.

Disfrutar de este trance.

Obviar el calor que cuece el cerebro.

Sentir la vida que me corre por las venas.

Seguir agradeciendo cada amanecer.

Vivir,

al final de eso se trata.


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