Éranse un antes, un ahora y un después


Éranse un antes, un ahora y un después.
Aquel día iban los tres, como cada día,
tranquilamente paseando por el parque.
Les gustan los árboles y también observar a los humanos.
De repente se miran sorprendidos.
Un humano sentado en un banco ¡sin mirar su móvil!
No dan crédito.
Al antes se le humedecen los ojos de nostalgia,
mientras el después se ríe en su cara.
El ahora solo los mira y no dice nada.
Es ahora quien decide acercarse al humano del banco.
Antes y después le siguen,
uno triste y el otro descojonao.
Ahora se presenta amablemente al humano.
Antes y después se unen a las presentaciones.
Los cuatro empiezan a charlar como si se conocieran de toda la vida.
“Humano, ¿qué haces que miras a los árboles y al cielo en lugar de al móvil?”,
pregunta aterrado el después.
“¿Qué va a hacer? Lo que se ha hecho siempre en un parque,
disfrutar de lo que nos rodea…. Ainss….” salta melancólico el antes.
El humano les mira a los ojos, no entiende muy bien, pero poco a poco se va relajando.
Les cuenta; “me dijeron que vivir en el pasado me genera tristeza,
vivir en lo que vendrá, ansiedad.
Que lo único que me puede salvar es el momento,
y esto es lo que vine a buscar”.
El ahora le sonríe, “aquí me tienes”.
Antes llora-ríe emocionado.
El abrazo duró hasta después.

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