Rompiendo prejuicios

Estoy a un paso

de volver a romper

prejuicios.

En breve voy a recibir

mi primera silla de ruedas eléctrica.

Hasta ahora cuando empecé

a rodar autonómamente,

siempre fue con una scooter.

Me parecía más molona

y menos coja.

Lo de la silla de ruedas eléctrica

siempre me había producido

un poco de aversión.

Sin embargo, la Inseguridad Social

ya no permite el trapi de cambiar

silla por scooter.

Y ahora vivo en el campo.

Necesito unas ruedas potentes

que me ayuden a moverme por casa,

por mi barrio.

Mi scooter de 3 ruedas

ya me ha hecho un cuerpo a tierra.

Así que toca tomar medidas.

Lo que en Sevilla se convirtió

en misión imposible,

al llegar a mi nueva residencia,

ha sido todo coser y cantar.

Doctora de familia,

médico rehabilitador,

receta de silla de ruedas eléctrica,

visado

y listo.

Increíble pero cierto.

Misma paciente,

historias diferentes.

Así se las gastan

en esta sociedad.

En unos días seré libre

por aquí también.

En prejuicios

y en movilidad.

Una nueva etapa

en mi rodar.

Os iré contando.

A ver qué tal.

Comentarios