Mi
cuerpo nuevo.
Mi
recién descubierto equilibrio.
La
nueva órtesis me ha cambiado por dentro y por fuera.
Todo
esto ya lo sabéis.
Lo
que muchas desconocéis es la cantidad de injusticias
que
se esconden detrás.
Tengo
46 años y desde que comencé a caminar utilizo órtesis.
Fue
gracias a los grupos de Polio que descubrí la nueva.
Ningún
médico me la ha recomendado.
De
hecho una Rehabilitadora “experta en Polio” me la desaconsejó
asegurando
que me haría daño, que a mí no me serviría.
La
Inseguridad Social a pesar de tener leyes que garantizan el derecho
a
la órtesis necesaria, no cubre ni un céntimo de euro de esta.
La
mayoría de supervivientes de polio que aún tienen la suerte de
poder caminar,
utilizan
otra que destroza más que ayuda, la que recetan.
La
mayoría de supervivientes de polio carecen de ingresos suficientes
para poder permitirse este “lujo”.
Poder
caminar de la mejor manera posible no debería ser un lujo.
Se
trata de nuestra calidad de vida.
Los
propios médicos tendrían que estar informados del mercado y
recomendarte lo adecuado.
El
sistema debería garantizar su uso sin discriminación por recursos o
región.
Jamás
imaginé que yo podría llegar a caminar así de segura y
equilibrada.
Que
mis dolores se reducirían tan drásticamente solo con el uso del
aparato correcto.
Llevo
46 jodiendo mi cuerpo con lo que no es.
No
puedo volver atrás.
Ahora
solo me queda reivindicar el derecho a órtesis gratuitas y
adecuadas,
por
mí y por todas mis compañeras que sufren sin necesidad.

Lamento infinito el tortuoso camino que te has visto obligada a recorrer hasta conocer (y decidirte a adquirir) tu nueva órtesis. Ojalá el acceso a esta órtesis (así como tantas otras cosas) sea gratuito. Me alegro mucho por ti 😍😘
ResponderEliminarMuchísimas gracias Rosa. Esos caminos solo los conocemos las que los hemos vivido... Este mundo del revés hace difícil lo fácil. Un abrazo enorme!
Eliminar