Ayer
fui a que me defendieran de unos ladrones
que
roban como quieren, Vodafone.
Después
de un eterno proceso,
llegué a una sesión a la Junta Arbitral de
Consumo,
sita
en la plaza del Triunfo, Sevilla.
Acudí
a un servicio público, situado en un edificio público también,
perteneciente
a la Diputación de Sevilla.
La
casa del pueblo de pueblos.
Pues
bien, mi sorpresa fue tremenda cuando ya solo la llegada
no
era para mí como para las demás.
La
puerta principal está abierta y con unos escalones considerables.
Siguiendo
la flecha de la silla de ruedas llegué a un lateral
con
un timbre que tuve que pulsar y esperar a que vinieran a abrirme.
Ya
empezamos mal.
Pero
ya el remate de los tomates vino cuando intenté acceder a la zona
del tribunal.
Estaba
en la segunda planta, para la que sí había ascensor.
Luego
escalones de nuevo.
Para
subirlos un elevador no accesible, pues dependes de que alguien
lo
mueva a distancia.
Al
intentar subir mi scooter no cabía ni de coña.
Increíble
pero cierto.
Seguimos
con edificios públicos inaccesibles.
Y
eso que desde el 4 de diciembre de 2017 incumplen todas las leyes.
Da
igual.
Quien
hace la ley hace la trampa.
Lamentable
y vergonzoso.
Algunos
se creen que el carnet de coj@ está repartido ya.
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